AHORA ESCRIBO YO. Capítulo 1

Novela escrita en tiempo real en nuestra página en facebook.
Aquí va en bruto, todo lo que escribieron los participantes en una semana, va tal cual, sin corrección de estilo.

CAPÍTULO 1

Es fácil empezar a escribir una novela. No se necesitan de muchos elementos, sino tal vez de uno solo: un personaje, un personaje que busque algo. Algunos le ponen nombre de inmediato y lo colocan en una situación difícil de zafar o lo describen a punto de ser asesinado o a punto de matar a alguien.Esos inicios me recuerdan mucho a la serie de Viajeros en el tiempo, donde el personaje principal, Sam Becket, una vez que terminaba de salvarle la vida a alguien y cambiarle el destino, daba un salto hacia el pasado o futuro y se encontraba en alguna situación comprometida, de esas que le encantan a la gente que vive más por la adrenalina que por el razonamiento. Yo no tengo un personaje que pensar, ni tengo, tal vez, una novela que escribir. Sólo me tengo a mí y lo que pasó hace ya varios años y no sé si eso me dé para escribir una novela.¿Qué era de mí en ese tiempo? Algunos lo sabrán si siguen leyendo. ¿Qué fue lo que pasó hace varios años? Nada heroico, lo presumo, pero al tiempo que lo recuerdo me ruborizo un poco al pensar que tal vez aquello fue lo más heroico que hice en la vida.

Tuve un sueño, tan real como el arañazo hacia el mundo consensuado que llamamos realidad, donde pensé que era una mujer. Caminaba descalza hacia el armario y contemplaba una colección de mechones de cabello en frascos de mermelada, provenientes sin duda de la legión que había transitado sin mucha gloria sobre mi cuerpo. Entonces no sólo me consideraba inestable en cuanto a mi arraigo en la línea del tiempo, sino muy voluble en la materia y las intenciones que ella cobija tras una apariencia tranquila. Becket era mi respuesta inicial, la vida me planteaba otras preguntas.

Decidí que nunca más volvería a pasarme con las drogas. El viajecito con cambio de sexo incluido, me dejó asustado. Durante varios días anduve algo errático por las calles conocidas y saludando como un autómata a los vecinos. Cien veces me paré a sentir mi sexo en su sitio y otras cien, lo comprobé con mis dedos temblorosos. Pero, no respondía como siempre: imaginaba mis nenas favoritas y no sentía ninguna señal. Deduje que estaba aterrorizado por haber sido una puta, al menos en el sueño, y confié en que se me pasaría. Caminaba hacia casa cuando la vi, hermosa, brillante a la luz del sol, cimbreando sus caderas como si bailara. Entonces supe que algo iba mal, presentí que mi mundo iba a romperse en mil pedazos.

No supe nada más de mí, solo fui a buscarte porque me sentía totalmente aburrida y desconsolada por todas las cosas del mundo y de mí que no puedo cambiar. Siento que no soy parte de este planeta, ni de esta ciudad que me ve levantar a diario haciendo de tripa corazón para sobrevivir todas mis tragedias. Fui a buscarte, porque eres la única persona a la que realmente le importa lo que me pasa. Si muero ó sobrevivo la gran hecatombe, solo tú logras poner mis pies sobre la tierra y solo tú logras salvarme de mis vicios, y mis excesos. Vuelvo a ti cada vez que llego a un callejón sin salida, me rescatas, me tiendes la mano, el corazón, tus lágrimas, tu mejilla, tu hombro, tu boca y el pañuelo que conservas con mi nombre. ¿Porque lo haces?, es una pregunta que me hago a diario, ¿será que me quieres mas de lo que dices quererme? Ó solo sientes lastima de tu niña mala, que se lanza al mundo para hacerse daño y regresa al nido para curar heridas.

Decidí que la vida nos había separado. Y penetré ciega, sordamente, desaprensivo y expuesto en el más lineal autismo argentino. Por él, todo lo que sucedió a mi alrededor desde entonces, les pasaba a los demás, no a mí.Creo que en esa época me pegaron y me lastimaron reiteradamente. Me arrancaron la ropa, me despojaron de los libros, me cambiaron los electrodomésticos, me acostumbraron a mirar en los monitores buscándome, como en un espejo.Cuando me rescataron estaba en un hospital psiquiátrico y alguien me preguntaba: - ¿Y vos qué hacés acá, si estás sano, che...?

Cuando el cielo se cae a pedazos solo queda meterlo a fuerza de aspiraciones nariz adentro; Azul es el perico, y plateado el marco del espejo que hace juego con la cuchilla quirúrgica que con frenético golpeteo se empecina en fragmentar la cara de Nicolás y mi ración. Es una pasta chicluda, descaradamente sospechosa y cortada quien sabe cuantas veces con algo que la noche serena oxidó dándole esa consistencia y extraño color. “Pitufos, pequeños suspiritos, crayón celeste, lo que sea que nos estemos metiendo; perico es perico y a falta de huevos; coca, a mi me gusta es la coca, con eso tengo, eso te ofrezco; este es mi desayuno.”Para no perder la línea me di mi mejor raya; Como buen tigre.

Rayas negras desperdiciándose en el hipócrita mundo blanco. Cobardes colmillos hambrientos. Que clase de tigre? se sincero.
Insistía: no vuelvo a pasarme, pero caer no es tentación, sino costumbre. Casa. Cálido abrazo. En estas épocas cualquier idiota se aferra a un poste, a un perro, a una ventana, a una anestesia. Que tanto importan las miradas y las consecuencias, si lo primordial es no estar? Silencio. Tres. Dos. Uno, y aquí llega el efecto. Esos inicios me recuerdan mucho a la serie de Viajeros en el tiempo, pero yo no soy de los que tiene pasado ni futuro, ni falda ni medias veladas y mi colección de tarros de mermelada ya es borrosa. Yo no soy el super héroe ni el antagonista, y mi libro jamás venderá cien ejemplares. Quisiera romperme. Reventarme. Explotarme. Acurrucarme en las piernas de mi nena invisible y ahogarme, confesar la mentira de la vida que llevo. Soy impar. Cuanto quisiera volver a tener clítoris, no saber de memoria cada reacción, cada fastidio. Tigre? yo?

Y por culpa del vino dejé olvidado en la silla de al lado la carpeta con algunos escritos que juré podían ser el éxito de mi futuro, y llegando a mi casa me dí cuenta que una vez más regale la fortuna de los anticipados a quienes no se lo merecen, segura estoy que eso será un terrible best seller.

Tantas veces al borde de una vida aburrida, al borde del barranco sin fin, del mar sin fondo, hasta lo de este día: un huracán definitivo, un viento feroz que duraría unos 7 minutos, pero que dejó miedo y desastre –muerte!-en el poblado. Los grandes árboles volaron por los aires como si fueran plumas, en una rebelión de troncos y ramas que tumbaron los postes, los techos rojos de las casas y la mía estaba a la vuelta de la esquina por donde entró este aire criminal que no me dio tiempo de salir del sueño inquieto de siempre. Haber sabido que aquí -viaje sin vuelta en el tiempo- no había rejas, ni ventanas mínimas, ni dolores para el cuerpo ni el alma. Mientras estuve entre ese mar y la montaña por donde pasó el ventarrón, mi vida la constituían mi mamá, la casa llena de calas y gatos blancos, el perico azul, la niña bailarina, los sueños de ser grande, los castigos por matar pelícanos y sacar peces de su buche. Me encadenaban a un árbol del patio.

Tú sentirás que si te sientas ante el cuaderno, o el ordenador, ya iniciaste la novela. Ya te rondan imágenes: un hombre atrozmente ensangrentado, gritando Grito inaudible que a veces tiene el dolor. Un crepúsculo divisado entre espigas. El recuerdo de un bosque donde fuiste feliz. Las imágenes de alguna película como Beautiful Mind. Y entonces, crees que tienes todo. Pero en realidad, aunque tengas doscientos cuarenta páginas en mente, no tienes sino arena suave bajando por un reloj de cristal, o colándose entre los dedos impotentes para asirlos. Esperarás siempre que el milagro suceda y que sea indoloro. Sin embargo, más allá de tus deseos, el sólo hecho de tener el valor de decidirte a intentar asomarte al abismo, a pesar de tu miedo a las alturas, ya te ocasiona un punzante dolor en la sien izquierda. Pues no se trata de un personaje, una historia, un espacio y la fuerza para escribir a partir de una incógnita que siempre se llamará x sino de algo más.

O quizás sí, siempre quise contar lo que tenía escrito... soy Barbarita, estudio, tengo mucho dinero, me babeo cuando hago el sexo sexo a oscuras, no sé sobre que cuerpo caen mis babas, me sirve y no me sirve nada, mi ceguera hace que tome alcohol para llegar.

Sin dinero y sin casa, mis pocos trebejos y la maleta amontonados temporalmente en la cochera de mi ex quien la pasa recluido en una estúpida clínica de rehabilitación hasta convertirse en un remedo de humanidad.Busco en mi bolso la dirección que me dio Alina antes de marcharse, un par de años atrás juré frente al espejo que jamás la buscaría. Ahora que estoy a punto de reventar, creo que es válido hacer lo impensable, ya no importa. Hurgaría entre todos los basureros, visitaría todos los prostíbulos y las morgues. Abriría todas las puertas del mundo con tal de encontrarle.
Me encamino a la estación de autobuses y convenzo a alguien con una historia casi verosímil, entre lágrimas, de que me compre el boleto hacia D.
Ya en el autobús reconozco que los viajes con demasiadas curvas me revuelven el estómago hasta vaciarlo, debí haberlo recordado, paso la mitad del trayecto hincada frente al retrete, abrazada a él como amante sumisa. Cada vómito me acerca a ella.

Pero no puedo me digo a mi misma, sí, a la fémina, a la que llamamos mente. Maldito rivotril, tantos años y no me has dado ni un instante de tranquilidad, llevo a cargas unas ojeras que pesan más que la presión atmosférica que no me deja respirar. La veo, desnuda, veo los cabellos, veo el cristal entre la pálida noche y un grito me asusta. Está transformada!!!¿Pero qué has hecho? (Dice ella) Con miedo y mirándose al espejo. Se ha arrepentido, pero no hay marcha atrás, toma la coca y a punto de inhalarla...sopla suavemente y deja que vuele en la habitación. Ya no tolero esto que me está pasando, se está iniciando una revolución. Crisis de Identidad, cuando sabía quien era y en dónde debía de estar, ahora ante el espejo me habla una voz familiar que me dice que he entrado en un laberinto, en la misma espiral de la que he querido salir uno tras otro año. La luna refleja el cabello y el filo de la navaja que nunca dejo, la sangre que fluye y duele, marca el piso, gota a gota.

Y Si. Me voy a dormir!!!. Dejar de recorrer los basureros. Solo así, dormido, se que puedo regresar y ser yo de nuevo. Ese ser que solo puede mantenerse con vida por la alucinaciones presentes en cada sueño, en cada perico, en cada olor de puta que abandona mi cama. Y si he dejado de sentirlo suculento entre mis dedos cuando en sueños soy una de esas putas que me acompañan, esa tierna piel canela bañada en la leche de algún desconocido, algún farsante, algún depravado, algún mísero, que puedo ser yo. Estoy en la habitación. Solo y en silencio. Nadie llegará lo se. Sin embargo hasta el sueño, me esta abandonado. La luz intermitente que acompaña a la ventana en las noches, no solía molestarme y hoy solo puedo levantarme en medio de botellas, ropa desechada, residuos de comida, a buscar un poco de perico que calme este sudor que me invade la piel.

Y aún ebrio de la noche anterior, con el sabor agrio en la boca, recuerdo amargo del vino dulce que disfruté en tu compañía, pienso avergonzado en que cuando te fuiste, renegué de tu recuerdo, de volver a nombrarte, de recorrer la calle en que nos besamos por primera vez. Me encuentro mirando tu foto que guardo en la billetera.
Y a pesar de que nunca amé tanto a nadie, nunca nadie tampoco me había dejado un vacío triste, un sentimiento de angustia culpable, un amor que nunca se acabó.Yo sé que fui el culpable, que no dijo NO cuando aquellos labios buscaron los míos y no lo esquivé. Pero, te lo dije, ebrio, pero lo dije... pensando que lo olvidarías y me perdonarías, no fue así y rompiste en llanto antes de cerrar de un golpe nuestra gastada puerta. Pensándolo bien, yo tampoco lo habría perdonado, aunque veo que no tomaste tu abrigo al irte. ¿Habrá sido sólo olvido?O pensarás volver por él, para hacerme el amor por última vez...

Pero ella no regresó y el abrigo colgado quedó como prueba de este desamor. Hubiera querido reescribir esta última escena de despedida. En la novela es una práctica necesaria y mi personaje puede regresar a esa última entrega fogosa, olvidar la estéril confesión, replantear un futuro diferente donde el amor no se convertiría en un intercambio de besos sin incentivos.

Dicen que es fácil escribir una novela, que es cuestión de agarrar al lector desde las primeras palabras, de tener un personaje y ponerlo en una situación límite...
Pero aquí sentado, con los ojos abiertos, me he ido a dormir y he despertado, he pasado por cambios de sexo, he tenido clítoris y verga, he esnifado más rayas que las de los burros pintados de cebras en Tijuana, he sido argentino y argentina, he amado, he desamado y otra vez de regreso...
Justo como en Viajeros del Tiempo.
Y si pudiera, si tuviera esa máquina, lo que haría sería regresar, volver al inicio. A mi comienzo.
La pared se convierte en túnel de espirales. Me levanto de la silla y entro... desaparezco.
Un hombre gime, una mujer suspira... soy esperma soy ovario fecundado, palpito y crezco, escucho latidos, sonidos acuosos, crezco, tobogán de agua, túnel estrecho, miedo, luz, miedo, llanto, miedo, luz, aire...
No estoy muy seguro de nada en este instante, tan sólo sé que si no muero, crezco.

Una palmada me da el llanto de vida, y ahora estoy seguro de que existo; aun no se nada, todo es blanco y negro, aunque siento el llamado de aquel cuerpo de donde vengo, y que me empujo hacia esta nueva ilusión. Pero la realidad es otra; solo grita: “¡no lo quiero! Aléjenlo de mi! Es un monstruo mal concebido…”, entre llantos escucho “….DIOS NO CREO EN TI, donde estabas cuando ese depravado que dice ser mi padre me estaba violando…”. De vuelta en mi una mujer de bata blanca me esta alzando en brazos, me da cobijo, me saca de los gritos y alaridos de mi antiguo refugio y me susurra al oído: “…tranquilo bello, vas a estar bien…” “…. Tu no tienes la culpa de nada…” “…tu no debes sufrir…”. Luego veo un cuarto repleto de muchos como yo y veo almas sobre ellos buscando un cuerpo…

Pero lo cierto es que, aunque estoy de mierda, en este instante nada externo puede opacar, molestar o zarandear, mi absoluta concentración en la nada. Cuando Blanca me anuncio su embarazo ni siquiera la escuché. No es descortesía o falta de interés en lo me dice esta rubia oxigenada de cuerpo terriblemente perfecto. No, es sólo que esta paz es inquebrantable y por lo tanto el empíreo azur y todas las galaxias circundantes pueden ir a amolarse donde mejor les apetezca; conmigo, lo que es conmigo, no hay nada… ñagare.Blanca rugió, pataleó, lloró, me recordó a la autora de mis días en las cien formas soeces que ella sabe, y se deleita, pero al fin se dio por vencida y partió canturreando su música maternal hacia otros brazos más protectores de su incipiente fase de mater pudorosa.
No puedo yo saberlo, ni estoy para tal, ni lo puedo imaginar, pero el mundo se precipita a una fase cataclísmica; bueno, en realidad no el mundo, sino mi mundo.

Cuando Blanca se marcho, ya me había sucumbido al vacio. El absoluto y negro vacio que dejan los pequeños seres que se van de la vida de uno, cuando, en mayor o en menor grado, se decide darle un vuelco a la vida."Espero que no lo halla tomado peor que cuando se fue" pensé, "espero que sea otro el crie al chico" pensé, "ese es su problema" pensé.
La vida siempre es un concierto de arrebatos, y yo me hallaba en el palco escuchando desentonar la voz cantante: ¿demasiado para una sola noche? otro capitulo más en la novela negra Bonairense.
Pronto me encontraría con Laura y su marido, el nuevo cornudo de turno, me tocara explicar la escena de Blanca cabalgando hacia el subterráneo con el rostro de vestal intocable, mientras mi imagen descendía hacia lo mas profundo de las culpas de Laura...y su marido, el cornudo Arrieti.
Un taxi pasa y se detiene, seguramente ya es tarde para cancelar la cita. Sucio el taxi y sucia la mirada del taxista, Mauricio era su nombre y hablaba del amor...

Mis recuerdos vienen y van como nubes en primavera, déjenme concentrar tan solo un momento. !Ahhh! !Ya está! Lo tengo. Ahora recuerdo aquellos lejanos días como si hubiese sido ayer, !ah! pero tanto tiempo ha transcurrido desde entonces, tantas cosas he aprendido, tantos sufrimientos y tragos amargos me deparó la vida. Aunque no puedo quejarme, porque las situaciones que vivido, nadie las tuvo en su existencia... y creo profundamente que es muy poco probable que alguien las tendrá después, y si es que algún aventurero desafortunado las tiene de regreso; tan solo quisiera Dios que no ocurran de nuevo. Pueda tener este libro de memorias como referencia, para que no tenga que atravesar con todo cuanto he vivido y de la misma forma. Porque nosotros, los seres humanos, somos una raza muy desafortunada, por cuanto repetimos y volvemos a cometer los mismos errores de nuestros ancestros, tal cual lo cometieron ellos, aunque levemente disfrazado.

Durante toda la noche los tirones de pelo y las asfixias hacían que Blanca soltara auténticos chorros de flujo vaginal que dejaban la cama hecha una piscina. Entonces se le ponían los ojos en blanco, apretaba los dientes y empezaba a temblar. Incluso se le salían unas lágrimas de placer. Pero luego me pedía más: «¡Más, cabrón, más, quiero más, dame más!». Al amanecer la saqué a patadas de la cama y la obligué a ponerse a cuatro patas en el suelo, le amarré un mecate al cuello y así me la llevé al baño. Ahí, le ordené que me hiciera una felación mientras yo estaba defecando. Cuando mis heces fecales se quedaron flotando en el agua, la forcé a meter la cara dentro del retrete. «Ya no me hagas eso, que me vuelvo loca», repetía cada vez que yo le levantaba la cara.

Pensar que pasé largas horas escuchando a Nicolás, a veces me encontraba con Blanca en su lugar, altiva y dopada al estilo Marilyn Monroe, surgía en mi un sentimiento extraño al ver aquel cuerpo varonil fumando cruzado de piernas portando medias negras y zapatillas rojas, otras veces solo le veía perder la mirada en el televisor del hospital psiquiátrico. Es cierto que me dije a mi misma lo mismo que me habrían de decir en el instituto, “jamás te obsesiones con un paciente” pero es que había algo en él que me impidió no hacerlo al grado de perder el hilo de sus fantasías y ya no se si yo formé parte de ellas o sigo siendo yo misma. Solo quería ayudarlo más que a los otros pacientes. En más de una ocasión me pregunté si me había enamorado de él y tal parecía que Nicolás podía escuchar mi pensamiento pues lo confirma con una maquiavélica sonrisa. Intente la integración como tratamiento varias veces pero solo conseguí que tuviese conductas autodestructivas.

Caminé por el vestíbulo, fui hasta la computadora, encendí el mundo atrás de aquella ventana y me quedé mirando fijamente.

Un segundo, un minuto, una hora. Cuánto tiempo habrá pasado recordando todo esto. Mis ojos permanecen fijos ante el monitor, mientras mis dedos pulsan botón tras botón. Mi mente parece estar desconectada, pero mis sentidos no, mi mano temblorosa escribe sin cesar, por primera vez volteo a ver que escribo y solo veo miles de palabras que no tienen sentido, pero que sentido han de tener si mi vida misma no tuvo sentido. Ahora me encuentro sólo ante el computador, mi mente juega con mis recuerdos, mientras ni yo mismo puedo creer que todo eso me paso, solo recuerdo con lucidez que mi nombre es...

Nunca sabemos dónde está el final y si acaso existe. Cuando alguien cree que algo acabó, algo empieza. Toda esta incongruencia en esta ciudad amurallada de deseos incumplidos. Corremos a la izquierda después de haber susurrado a la derecha. Nos salpica el dolor ajeno y no terminamos de entender porqué reímos. Lo decidió, no voltearía atrás. Tranquilamente se iría a casa de Irina y no pensaría en absoluto todo esto. Llegaría y sería como siempre el lugar tibio en la sala. Toco el timbre y todo fue casi igual que siempre.


Participantes: Antonio Ramos, Cristián Berríos, Susi Grau, Aymara Jares, Carlos Enrique Cartolano, Corazón Mecánico, Elizabeth Torres, Marta Elena González Herrera, Marijó Pérez-Lezama, Milagros Mata-Gil, Marga Machi, Fausto Larraguível Lepe, Barbara Wall, Alejandra García Mogollón, Miguel Ernesto Ortiz, Ana Zarzuelo Alvarez, Tiocha Tiosha Teoshia, Gabriela Ossais, Manuel Emilio Montilla, Noelia Depaoli, Dann Lopez, Paco Enríquez M, Alma Irigoyen, William Zapata Montoya, Ramiro Omar Huanto Mamani, Belkys Arredondo Olivo

1 comentarios:

Ivan Vergara / Appu dijo...

Esto es una propuesta que debe calar hondo en más creadores. De igual manera como la Internet y todo lo que hay en ella es el contenido de la humanidad, la creación colectiva tiene que dejar de ser un simple ejercicio.

Espero el segundo capítulo. Felicidades a Kala por este proyecto.