Por: Débora Hadaza (México)
Hoy platicaba con mi amiga y le contaba lo fea que es tu cara, y entonces ahí de frente a la verdad me brotó "que fea cara que me gusta tanto". Y decirlo fue como acariciarla de nuevo, como volver a pasar mi cara contra la tuya y sentir de nuevo el escalofrío de saberte cerca de mi boca y prendido a mi cintura, recorriendo mi espalda...
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Dominga, cansada de ver el techo mientras alguien besa su vulva, cierra los ojos para encontrarse con sus ojos, exhausta de gemir placeres suplantadores. Ojos más tristes que el mar negro, ojos que la penetran más que el coito, filosos como lanzas de luz para la conciencia, chata boca hambrienta que le pide: "no me dejes más".
Abre los ojos, esa boca chata ya no existe.
La orgía terminó, leve sedante momentáneo, con la resaca de una catatónica tristeza; todavía semidesnuda se sienta a caballo frente a la ventana después de tomarse todo el valium disponible; abre el sobre negro y saca las fotos, las mira detenidamente desde el vidrio empañado y chispeante de sus corneas, las empapa con descuido pero no puede evitarlo, sus mejillas son un diluvio; y de repente todo se desaparece, quedando como títere sin hilos pendiendo del respaldo de la silla.
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Podría mirarte por horas, ahí estás frágil como piel de durazno. En la oscuridad es tan fácil amarte…
- ¿Ya estás despierta? Nena mala duerme, anda, tú cierras los ojitos y yo los beso ¿hasta que duermas de nuevo, ok?
-No, quiero verte
-¿Verme?
- si, hazme el amor otra vez, me gusta verte concentrado y dulce, como si hicieras un experimento y a la vez te comieras un chocolate… anda entra en mi y déjame verte
- ¿por qué te gusta verme si estoy refeo eh?
- No sé, me gustas, me gusta mucho tu cara, tus ojos; tienes ojos de niño triste y una sonrisa limpia, como si nunca hubieras hecho nada malo…
Platica de cuchicheos en la oreja, el cuello, el pecho; interrumpida por besitos, caricias, gemidos y suspiros pequeños, en un constante subir y bajar de cuerposalamandras, de caracoles escaladores, de peces contra el agua. Comienzo frágil del interminable puente colgante del amor; podría extenderse eternamente ese entrar y salir, este morder y gritar, esta eternidad de serpiente que se muerde la cola, ser tan dos sin dejar jamás de ser uno, una piel extendida, siameses perfectos que cambian de forma, que crecen y se hacen pequeños, que se forman y deforman sin poder separarse. Pero el amor no es eterno, todos lo sabemos, de pronto suenan los despertadores y los celulares, y el sol es un escándalo amarillo que derrite todo, y los de servicio quieren hacer el aseo, y las citas pendientes se recuerdan, y la ducha se acaba, y los espejos se rompen antes de la despedida. A las cinco de la tarde, con un rojo fulminante en las espaldas, se escucha el estallar de vísceras, le cita terminó.
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¿Cómo se puede vivir después de esto? ¿Cómo se puede separar uno de sí mismo? Se pregunta Dominga en el viaje de regreso a su ciudad. Y pensar que la próxima vez será en varios meses…
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- Tiene golpes en todo el cuerpo, dos costillas rotas, le hicieron varías fracturas en el cráneo que le provocaron un infarto cerebral, además le rompieron un pómulo y la nariz; Dios mío, ¿Quién puede odiar tanto a mi hijo? Tú lo conoces, es tranquilo, nunca ha estado en líos, yo no sé de donde puede tener enemigos; esto me tiene muy confundida porque no fue un robo, no le quitaron nada, traía su lap, la cartera, el reloj, y todo eso estaba botado en el lugar donde lo encontraron. Dicen que fueron tres tipos, pero no tenemos idea de quien le aviso a la ambulancia, ni quien hizo el retrato hablado de los que lo golpearon, esto es muy extraño hija, muy muy extraño. Pero gracias a Dios tú estás aquí, y quizá con eso baste y sobre para que él se esfuerce y pueda estar bien.
- Yo vine para ayudarle, si usted me deja hacerlo puedo quedarme a cuidarlo en las noches.
- No, tú acabas de llegar, has de estar muerta, si quieres mañana te quedas en lo que yo me voy a bañar.
- Déjeme quedarme hoy, yo la veo muy cansada y tensa, anda vaya y duerma, yo estoy bien.
- Hija ¿a ti quien te aviso?
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- Esto se está poniendo muy enfermo Dominga, y parece que estuviéramos salados, tenemos seis meses sin vernos y cada vez que nos ponemos de acuerdo algo se interpone, y sabes? Ya me cansé de esta relación fantasma.
- ¿Y por eso buscas más fantasmas? Mira no tienes para que inventarte pretextos, siempre nuestra relación ha sido así y aun a pesar de eso nos hemos mantenido juntos, pero lo que pasa es que tú ya estas viendo por otro lado, eso es todo; la chica esa con la "que todo estaba bajo control" está siendo cada vez más importante para ti,
- No es eso.
- No me quieras ver la cara, nunca nos hemos hecho problema de nuestros romancines pero tú me estás sacando poco a poco de tu vida, y sólo puede ser porque te estás enamorando de ella.
- ¿Y no se te ocurre que puedo estar cansado de tanta lejanía? ¿Cuándo y dónde estás cuándo te necesito? ninguno de los dos quiere renunciar ni a sus planes ni a su vida, y ya me cansé, ya no quiero estar así; nos lastimamos, cada vez que hablamos terminamos peleando, esto no lo hago por falta de amor, sino quizá para salvarlo, yo no sé si pueda dejar de quererte o desearte, pero no quiero seguir con lo mismo.
- Entonces ¿qué propones?
- Acabemos con esto, rompamos todo contacto…
- ¿Estás loco? ¿Tienes que ser tan drástico y dramático?
- Tú y yo sabemos que mientras tengamos un pequeño nexo nos volveremos a buscar y seguiremos echando todo a perder, de verdad, ¿cuándo fue la última vez que hablamos en paz sin terminar peleando? ¿Hace cuánto no estamos juntos? Esto es un homenaje al recuerdo o a lo que pudo ser, pero ya está muerto. Y basta, no quiero seguir así.
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- ¡Mamá cómo se te ocurrió dejar a Dominga aquí!
- ¿Qué tiene de raro? Ella ha estado con tu hermano no sé desde cuando
- No mamá hace casi un año que terminaron, y ella es la principal sospechosa de haberlo mandado golpear.
- Eso es imposible, ella lo estuvo cuidando por tres noches y no le hizo nada malo, ¿o sí? No creo, el doctor no me dijo nunca nada, al contrario tu hermano ha ido mejorando. Eso que dices es muy loco, ella lo amaba, es más ella lo ama, tú debiste ver como lo cuidó.
- Si, y tú debiste ver lo que yo vi; hoy que llegué en la madrugada le estaba sacando fotos, ¿te parece sano? Además sino tiene nada que esconder ¿por qué ya son más de las once de la noche y no se ha aparecido? Nada más me vio y parece que vio un muerto, te aseguro que esa ya está muy lejos de aquí.
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Desde un carro con los vidrios polarizados ella lo observa caminar tranquilo a la salida del trabajo. ...Decirlo fue como acariciarla de nuevo, como volver a pasar mi cara contra la tuya De pronto tres tipos lo rodean. Lo arrastran y lo meten a empujones en un carro. En el asiento trasero lo comienzan a golpear; y volver a sentir el escalofrío de saberte cerca de mi boca y prendido a mi cintura ella los sigue. Llegan a un lote baldío a las orillas de la ciudad, lo bajan en vilo. y prendido a mi cintura recorriéndome la espalda.
Él se saca el reloj. Les ofrece la cartera. Tu cara, llena de ojeras, Arrojan su portafolio en la calle y le dan un manotazo en la cartera. de ojos que miran desde una tristeza que no se acaba ni con el goce del amor. Les grita ¿Qué quieren cabr…? Pero un puñetazo en la boca no le permite terminar, Tu piel suave limpia e infantil, y empiezan a lloverle los golpes.
No puede defenderse, Tu cara con una ceja sin piercing. intenta hacerlo, pero son tres y son muy fuertes, Tu cara con una boca que pudo ser linda pero la genética aplastó, lo doblan a golpes en el estomago y patadas en las piernas. y con esa nariz extraña ni corta ni larga, ni picuda ni chata. Lucha por mantenerse de pie. Esa cara que me sedujo sin palabras, Cae de rodillas e intenta levantarse de nuevo. que no tuvo más que mostrarse decidida para doblegarme, Lo logra pero el castigo es terrible. para someterme, Se repite la escena, ahora parece que caerá de boca pero no cae. tú no me sedujiste, tú me tomaste, tú me desbarataste...
Tu cara tan dulce, tan dura, tan ajena a mí, Tiene miedo, todo su cuerpo delata su miedo, esa furia indefensa, tan recordada, tan redibujada, tan odiada, tan deseada; ese cuerpo que estira el resorte de las fuerzas, ese rostro sorprendido que entiende poco a poco que no saldrá de ahí vivo, daría media vida por volverla a tener cerca y llenarla de besos, porque volviera a sonreírme, esa mueca de desamparo violento, porque volviera a ser pasión, a gritar su deseo, esos golpes de condenado rebelde, y ese luchar ciego para no caer, como si mientras este de pie tuviera esperanzas de salir vivo. por escucharla de nuevo gemir mi nombre, vociferar mi cuerpo, tragar mi alma.
Ella observa, la sangre se le agolpa, la conciencia le estalla, todas las emociones se confunden y pelean entre ellas; el miedo, el horror, la ira, el odio, el amor, el miedo; algo la tranquiliza, le pone curitas a su conciencia: "les dije que no lo mataran".
Por fin no puede sostenerse más, y ya medio muerto cae. Tu cara ya es un mito, Cae sin fuerzas ni para taparse los golpes, de esos que se deforman al pasar de boca a boca, más nublado que conciente, un feto que se estira, de cuento en cuento; y si es feísima, y sí me encanta, un gusano que se deshace bajo la sal; pero ahora no es más que un borrón de dolor y frustración, cae y ahora todos los golpes se concentran en la cara, una petición al santa clos de los adultos, una nostalgia de odios reciclados, puñetazos que le destruyen y le crean un rostro nuevo. Solo un hombre lo golpea ahora, pero tiene un furor irracional de bestia, unas ganas de hacerte sangrar el hocico, los otros nada más miran a la doña del carro entre indignados y morbosos, como diciendo "así o más patrona"; de pronto el tipo se da cuenta que ya esta inconsciente, pero lo sigue golpeando, los otros dos gritan que no debe matarlo, pero él sigue, toma la cabeza inerte y la azota contra el piso con un odio casi personal.
Dominga sale del auto, le grita, lo insulta; para lograr que lo suelte los otros dos se lo tiene que arrancar y obligarlo a levantarse, el tipo por fin se levanta embrutecido por completo, no parece quedar en él nada humano; los cuatro se miran envilecidos, un odio emponzoñado habita cada rostro; Dominga les dice con asco que en el auto está su paga, uno de ellos entra al carro y saca la bolsa, y así los tres, como el ato de los cerdos poseídos, echan a correr hasta perderse entre las sombras.
Dominga hace una llamada, unas ganas de hacerte sangrar el hocico, cuenta con escasos veinte minutos, saca la cámara y toma más fotos, se arrodilla y sostiene su cabeza, un furor por comerme tu sangre después, un deseo enfermo de llenarla de hoyos y tatuajes, ese ya no es un rostro, ya no hay fealdad ni belleza, y que todos ellos tengan mi boca mis hombros mi ombligo; ya no es más que una bola de carne sangrante, un molusco sin forma; tu cara más mentirosa mientras más gusanos se la comen, con sus lágrimas lava esa masa sanguinolenta, mientras más polvo se te pudre en las cuencas; le lame las cortadas, y la moja de nuevo, tu cara que ya no veré ni en el infierno, la enjuga con sus cabellos, le pide perdón a murmullos y la sigue besando; tu cara que se pierde en la arena. una perra le habría llorado y velado hasta el final, una gata lo habría lamido hasta curarlo, una loba jamás lo hubiera atacado, pero ella no tiene la dicha de ser un animal. ¡Vaya que fea cara que amo tanto!
Le da su último beso en la boca destrozada, y sin querer se encuentra con una mórbida luz en los ojos de Ernesto que la ciega, odio puro y brillante. Suena la sirena de la ambulancia.
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Monterrey Nuevo León a 18 de julio del 2007. El gobierno del Estado de Nuevo León, hace publica su indignación por los vergonzosos acontecimientos ocurridos en esta ciudad el fin de semana pasado, cuando policías judiciales estatales golpearon de manera brutal al hijo de la Secretaria de Cultura Dr. Nuvia Alduci Certuce, dejándolo al borde de la muerte. Dichos policías fueron denunciados anónimamente y tras la investigación se logró su confesión y captura, ellos declararon ser contactados por un prestigioso comerciante en la ciudad que había previamente amenazado al pintor Ernesto Vargas Alduci. Tanto los policías como el Sr. Manuel Treviño Duarte están ya a disposición de la procuraduría del Estado.
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En un constante subir y bajar de cuerposalamandras, él le toma la mano y le pone un anillo en el dedo; los caracoles escaladores se detienen, ella abre los ojos con duda, con sorpresa después, para finalizar con una ira enorme del tamaño de sus soles. Ya no hay peces contra el agua, nada pudo espantar más al placer.
- ¿Qué pasa? ¿Qué estas proponiendo con esto?
- Auch ¿no parece obvio? Quiero vivir contigo para siempre, casarnos, intentar que no se acabe, amanecer contigo diario
- Y que deje mi trabajo, que me mude a tu estabilidad, que renuncie a mi vida; si me casó contigo me echan de la asociación, tú lo sabes, esta clandestinidad es por eso, no aceptan segundas nupcias, y menos me aceptaran si mi nuevo marido es un ateo
- ¿Prefieres seguir escondiéndote para siempre? Mira no me salgas con el ateísmo ahora, ¿no crees que estás siendo muy hipócrita? ¿Te parece honesto religiosamente llevar una doble vida? Dominga con nadie estás quedando bien, ni con ellos, ni conmigo, ni contigo; estás perdiéndote de todo, por favor renuncia a eso, no me dejes más, si quieres no nos casamos, tu sabes que a mi no me entusiasma el matrimonio, lo hice por ti, por tus creencias, yo sólo quiero estar contigo, pero ya sin despedidas.
- Ernesto tú sabes que te amo
- Entonces quédate conmigo…
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